lunes, 19 de diciembre de 2011

Gonzalo Osses Vilches 




Que triste es pensar que has dejado de ser niña
que te has vuelto mujer de la mañana al día,
y que caminas lejos, en otras latitudes, 
buscando tu rumbo tan lejos del mío.

Que triste es pensar que todo termina
que pasa la vida y hasta lo más tierno se olvida
y que el eterno caminante cae un día al suelo
y hasta el mejor amante comienza a amar en duelo...

Hoy, alejados por completo de nuestra infancia,
de nuestros años prófugos, de soledades cómplices,
de todo ése tiempo que soñábamos con vivir sin saber que ya vivíamos,
de la belleza genial de una pasada inocencia que nos crecía...

Hoy, nos van brotando los años, lentos pero firmes

...y comienzo a recordar 
y te imagino durmiendo tus secretos, ternura
sobre una cama blanca, silenciosa, muda
y tu sueño, a ratos inquieto, a ratos sereno, 
nos desea a todos felicidad y un alto vuelo.

Mientras yo, 
lejos de mi árbol y mi casa,
Añorando las palabras y el abrigo,

Mientras yo, 
empobrecido por la distancia,
me diluyo en terrones de azúcar,
para hacerme presente en tu presente
y decirte, y gritarte ¡Hermana, soy tu hermano!
juntos hemos vivido veinte años de la mano 
y seguiremos andando, separados pero no alejados. 

Yo sé, querida niña, que no te gusta mi melancolía,
pero piensa que quizás algún día mi poesía deje de ser tan negra, tan triste
y comience a parecerse un poco a ti, 
y mi búsqueda acabe, 
y empiece yo a vivir

y quizás, la vida termine de odiarme.

quizás el tiempo amargo me deje sostener un día
un futuro hijo tuyo saltando en mis rodillas
y hasta pueda visitarte los domingos al almuerzo,

Y si no, que no te apene,
Recítale a tus hijos algunos de mis versos
y yo estaré presente cantándole a una herida,
viviendo el día a día,
o jugando con la muerte.

Y si cualquier día de estos yo me voy a otras tierras,
o cubren mi cuerpo con cenizas y arenas,
ten la certeza que te amé, aunque sea a mi manera,
alocada, egoísta y secreta.

y quedará de mi, el brillo de un recuerdo,
mi soledad marchita, mi amor por los inviernos

Y te quedará además, para siempre este poema,
que no es agonía, que no tiene pretensiones 
que no esconde nada, sólo un cariño y una pena
y que debiera haber tenido nombre de mujer,
un nombre celeste como el tuyo;VERONICA

No hay comentarios:

Publicar un comentario